Los créditos Colombia Agro-Produce, para productores de la agroindustria afectados por la emergencia sanitaria, han ido tan criticados, que fueron comparado con Agro Ingreso Seguro. Aunque está lejos de ser una situación similar, la Contraloría evidenció fallas en el sistema y su aplicación, pues los recursos no están llegando a los más necesitados.
Las cuentas, por ahora, van así: una polémica que despertó el viejo fantasma de Agro Ingreso Seguro. Una Contraloría fortalecida que estrena nuevas facultades para ponerles lupa fiscal a millones de contratos. Reparos a una promesa del gobierno Duque que buscaba blindar al sector agropecuario en plena crisis por la pandemia. Un ministro con investigación preliminar anunciada por la Fiscalía. Solicitudes de renuncia al presidente del Fondo para Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro). Sectores indignados porque las ayudas no llegaron a quienes más las necesitan (pequeños y medianos productores). Esa es la suma de factores que desató una investigación fiscal que ha dado de qué hablar en plena crisis.
La génesis de este asunto comenzó hace dos semanas, cuando la entidad de control fiscal que dirige Carlos Felipe Córdoba alertó al país de que, después de hacer una revisión de cómo se estaban otorgando los subsidios anunciados por el Ejecutivo, encontró que cerca del 90 % de los recursos estaba concentrado en manos de prestantes empresarios. Además, advirtió que la plata se estaba invirtiendo en actividades no productivas. Y así empezó Troya. Varios de los empresarios que recibieron las ayudas las devolvieron. La Contraloría se sostuvo en todos sus hallazgos, pese a que Finagro se defendió explicando que los pequeños sí estaban recibiendo los subsidios; pero con la sombra de Agro Ingreso al acecho, el tema fue tornándose oscuro.
El pasado 30 de marzo, el presidente Duque lanzó la línea especial de crédito, que fue bautizada con el nombre de Colombia Agro-Produce. El fin último de esta estrategia del Ejecutivo, en cabeza del ministro de Agricultura, Rodolfo Zea Navarro, la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario (CNCA) y Finagro, era financiar las actividades rurales y la producción del agro para mantener la seguridad alimentaria del país. La misma Presidencia de la República la calificó como una estrategia que contaba con inmejorables condiciones financieras, que les permitían a los productores del campo obtener recursos para continuar sus actividades productivas y, de esta manera, abastecer de alimentos a los colombianos.
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