Tomado: El Espectador
En noviembre del año pasado murió Imán, la última rinoceronte de Sumatra en Malasia. Con su muerte, la especie está más cerca de la extinción. En la actualidad, se estima que solo hay 80 ejemplares vivos en todo el mundo. Para preservar este animal, recientemente científicos malasios han anunciado que utilizarán tejidos y células de los individuos muertos para recuperar la población.
La Universidad Islámica Internacional de Malasia (IIUM) será la encargada de realizar el proyecto, que consiste en emplear tecnología de células madre y la fertilización in vitro. Dr. Muhammad Lokman Bin Md. Isa, uno de los investigadores principales, explicó a CNN que “el proceso es similar a la tecnología de clonación, ya que apunta a dar a luz a un nuevo bebé utilizando células de rinocerontes viejos”.
Lokman aclaró que antes de que se murieran los tres últimos individuos en el santuario de Bora (Malasia), ya habían emprendido un proceso de recolección de su tejido y células que, según cuenta, aún están vivas. “Si no tienes células, o si solo tuviéramos tejido que ya no está vivo, no podemos hacer nada con eso. Solo podemos ponerlo en un libro o museo. Pero ahora tenemos un ser vivo que podemos usar”, añadió.
Las células que recolectaron, con la colaboración de Borneo Rhino Alliance (BORA), hacen parte del corazón, pulmones, cerebro y riñones. Lokman advirtió que hay dos opciones para desarrollar el proceso de clonación. El primero consiste en desarrollar estas células madre en un óvulo y esperma, para crear un embrión que se implantará en una madre sustituta.
El segundo se basa en tomar el huevo de un animal sustituto, retirar el núcleo y unirlo con la célula somática de un ejemplar. Esta técnica fue la misma que se utilizó para clonar la oveja Dolly en 1996. Con esta información, Lokman y su equipo ahora deberán construir una base de datos genómica, en la que puedan diferenciar las células madre.
Ahora, esperan trabajar de la mano con zoológicos y áreas de conservación para encontrar una hembra adecuada. Sin embargo, el científico advirtió que hay probabilidades de que la fertilización falle o que, una vez se implante el embrión, el embarazo no se desarrolle de manera adecuada. Esta no es la primera vez que se plantea esta estrategia para salvar a una especie. En Kenia, el año pasado científicos fertilizaron con éxito embriones in vitro recolectados de las dos hembras restantes con esperma de machos muertos de rinocerontes.
El rinoceronte de Sumatra (Dicerorhinus sumatrensis) vivió en algún momento en un territorio que abarcaba desde el Este de India hasta el extremo de Malasia. Aunque en la actualidad se estima que apenas unos 80 ejemplares estén vivos, la mayoría de ellos están en Indonesia. Es el menor de la familia de estos animales, con un peso que oscila entre los 600 y los 800kg.
John Payne, director ejecutivo de la Alianza de Borneo para los Rinocerontes, dijo que la población de los rinocerontes de Sumatra se vio fuertemente afectada por el cambio climático, la creciente escasez de vegetación y la caza motivada por la medicina tradicional china.
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