El supuesto hacker Andrés Mauricio Carabalí, condenado por el robo de 581,20 millones de pesos de dos cuentas oficiales fue contactado por funcionarios públicos para un negocio fabuloso, comenzando la pandemia.
Según su apoderado, Carabalí, fue ubicado por varias personas, algunas de ellas pertenecientes a la Alcaldía municipal de Garzón, que lo buscaron y lo utilizaron para cometer el robo.
“Las personas que lo contactaron en el 2020 lo invitaron a participar de un negocio de elaboración de tapabocas, en virtud de la pandemia que se propagaba incontrolable por el mundo”, afirmó.
“Le indicaron que iba a recibir un dinero en su cuenta bancaria sin saber qué cantidad y por lo tanto procede a actualizar sus datos en el banco”, confirmó.
“Cuando recibió la primera cantidad de dinero el martes15 de abril de 2020, Carabalí la entregó a las personas que lo buscaron”.
Luego, el 17 de abril de 2020 retiró la segunda parte del dinero y nuevamente la entregó a las mismas personas.
Las operaciones fraudulentas coincidieron con otro escándalo que se destapó en esas mismas fechas en el hospital San Vicente de Garzón, por la compra de insumos de protección para médicos y personal sanitario, iniciando la pandemia.
Carabalí admitió que las transferencias ilícitas de dinero desde las cuentas bancarias de la Alcaldía de Garzón a su cuenta bancaria fueron efectivas. “Las transferencias sí se efectuaron”, enfatizó su apoderado, pero en complicidad con otras personas que no han sido investigadas por el fraude financiero.
El complot
Un día antes de la primera transferencia ilícita de dinero Carabalí realizó afanosamente la actualización de datos de la cuenta de ahorros, para prevenir dificultades a la hora del realizar los retiros.
El 15 de abril de 2020, previo al retiro de la primera suma de dinero, Carabalí realizó consultas de saldo de su cuenta bancaria en cuatro oportunidades.
Después de recibir la primera transferencia inmediatamente a los 45 minutos procedió a retirar el dinero por ventanilla, sin dificultades. Carabalí rehusó el acompañamiento policial.
El dinero, producto del robo, ingresó a su cuenta de ahorros a las 12:15 y escasos 53 minutos después, a las 13:07 lo retira.
“A pesar de llevar en efectivo 274.57 millones de pesos se negó a recibir acompañamiento policial cuando cualquier persona sabría del inmenso riesgo de hurto que ello puede representar al salir a la calle con esa gran cantidad de dinero”, anotó el juez.
“Ninguna persona que esté en medio de la ejecución de un delito quiere involucrar a las autoridades ante la eventualidad de ser descubierto”, explicó.
Lo mismo ocurrió con la segunda transferencia ilícita realizada el 16 de abril. La consignación se produjo a las 3:09 de la tarde y el retiro se produjo al día siguiente, a las 9:40 a.m. prácticamente a primera hora de apertura de la entidad bancaria.
El retiro fue por 304.333.000, de pesos, que realizó sin ningún reparo por parte de la entidad financiera. En este caso, tampoco quiso acompañamiento policial.
Quedaron en video
Esta vez, según la evidencia probatoria, Carabalí realizó el retiro acompañado de dos desconocidos. Los tres, quedaron grabados en las cámaras de seguridad internas del banco.
En los videos aparece Carabalí y otras dos personas cuando realiza el retiro de la millonaria suma en la sucursal de Davivienda en Cali.
Los videos fueron entregados por la entidad financiera donde se aprecia a Carabalí en compañía de otros dos hombres, cuya identidad se desconoce. Ninguno de los misteriosos acompañantes ha sido vinculado a la investigación que se sigue adelantando.
Por esta razón, el hacker fue condenado a 12 años y ocho meses de prisión como coautor del delito de hurto por medios informáticos y semejantes.
Por ahora, está probado que Carabalí no fue la persona que vulneró directamente los sistemas de seguridad establecidos por el banco. Pero su rol sí fue fundamental para consumar el ilícito.
“Era la persona encargada de recibir en su cuenta bancaria los dineros y retirarlos. Por tal razón, necesariamente debió existir una división de trabajo criminal entre varias personas de lo cual hizo parte el acusado asumiendo un rol específico. Circunstancia que lo hace igualmente responsable del delito”, explicó el juez Chacón Díaz.
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