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Atehortúa López, oriundo de Maracaibo, fue condenado a 21 años y 8 meses de prisión como coautor de los delitos de secuestro extorsivo agravado, secuestro simple; y fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones. Además de una multa de 3.690,33 salarios mínimos legales mensuales vigentes ($3.352.760.753,58)
El ganadero, Borrero Ceballos, en el juicio oral reconoció en la sala de audiencias a su victimario. “Siempre que llegaba se ponía bravo y le “refregaba” el revolver en la cabeza y el cuerpo, siendo la persona que directamente se presentó como disidencias de las Farc y le exigió la alta suma de dinero por su liberación, haciendo ostentación de que él era el encargado y quien manejaba lo del secuestro, que arreglara con él y le entregara el dinero, habiendo sido él mismo a quien le suministró el número celular para que se comunicara con su familia”, indicó el togado.
Atehortúa López, recluido en el centro Penitenciario de Reclusión Transitoria del municipio de Rionegro (Antioquia), fue reconocido además por la mujer que le arrendó una vivienda en el sector del Avispero para instalar un negocio. El pretexto de la vivienda era el de montar un restaurante cuando el verdadero uso que se le daría sería el mantener a la víctima en cautiverio…”, manifestó el operador judicial.
Los efectivos del Gaula en las investigaciones establecieron que el hombre fue la persona encargada de exigir a la víctima la suma de 800 millones, “le manifestó a la víctima que si no pagaban el dinero debía matarlo…”, señaló la Fiscalía.
El secuestro
El ganadero Borrero Ceballos fue secuestrado el 26 de noviembre de 2017 cuando regresaba a su finca luego de haber asistido a la misa dominical en el municipio de Altamira, hacia las ocho de la noche, en la finca La Cabaña, ubicada en la vereda Alto Blanco.
El jefe de la banda, Jonatan Enrique Medina Hernández, de nacionalidad venezolana, lo encañonó y tras golpearlo lo forzó a abordar una camioneta.
Al llegar al puente ‘El Avispero’ en la vía Suaza-Florencia fue cambiado de vehículo. La camioneta retornó al sitio de partida con la señora Nury Ortiz, quien fue dejada en libertad.
El miércoles 29 de noviembre la familia recibió la primera llamada extorsiva. Un hombre con acento venezolano, haciéndose pasar como miembro de las disidencias le exigió 500 millones de pesos para la liberación del pequeño agricultor.
Al día siguiente, recibieron la segunda llamada, informando que el señor Borrero sería liberado, sin exigencias económicas, a cambio de retirar la denuncia que habían instaurado.
El ganadero, de 70 años, permaneció cautivo en una vivienda campesina, arrendada por la organización criminal que se hacía pasar como fingidos miembros de las disidencias de las antiguas Farc.
El primero de diciembre, los mismos plagiarios, al parecer, presionados por los operativos que realizaban las autoridades, lo dejaron en libertad. El ganadero fue trasladado en una motocicleta hasta el sitio ‘Las Hamacas’ en Suaza, donde fue localizado.
Capturas
El 29 de marzo, la banda criminal fue desvertebrada en operativos simultáneos realizados en Huila y Caquetá, donde fueron capturados Medina Hernández, Narváez Morales cayó en Altamira.
Medina Hernández, planeó el plagio. Según los testigos fue quien llegó a la finca y participó directamente en el secuestro. “Él era el patrón, así lo nombraban. El hombre era el que quería la plata. Estuvo en la puerta de la casa el día que me secuestraron. Lo vi tres o cuatro veces en la en la casa donde estuve secuestrado”, relató la víctima.
Según la Fiscalía, el venezolano, jefe de la banda, conducía la camioneta en la que trasladaron al ganadero hasta su cautiverio. Además, en compañía de ‘El Costeño’ ayudó a sacarlo en moto cuando lo dejaron libre.
Según otro testigo, Medina Hernández fue la persona que obligó a Nury Ortiz Pérez a subirse al vehículo en las sillas traseras y le pegó un cachazo en la cabeza y la obligó a subirse al carro y fue el que manejó el carro cuando lo llevaba al sitio del cautiverio.
Daniel Laureano Narváez Morales, el segundo venezolano, era uno de los encargados de la vigilancia de la vivienda que servía de cautiverio. “Hacía que pintaba la casa con un compresor para no llamar la atención y facilitar la vigilancia desde el exterior”, señala el relato judicial.
Luis Alberto Figueroa Parrao, (‘El Costeño’), arrendó la vivienda cerca del puente ‘El Avispero’, donde permaneció el secuestrado. El sujeto, de 50 años, condujo la moto cuando lo dejaron en libertad.
Aldo Cabrera Rairan, fue la persona que llegó hasta la puerta de la finca y participó en el secuestro de Gelmo y su esposa, Nury. “Le puso unos parches en los ojos para evitar que identificara el sitio donde estaba cautivo. Era otro de los carceleros”.
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