Mientras tanto, la justicia aún no ha logrado encontrar a todas las piezas del grupo que planeó y financió el magnicidio.
Con carteles que reclamaban “Justicia” y “Garantía de derechos humanos” los familiares de los exmilitares se manifestaban el jueves en la Plaza de Bolívar de Bogotá, corazón político del país, para que el gobierno colombiano ejerza mayor presión diplomática para que se respeten sus garantías procesales y obtengan “un juicio justo”.
“Necesitamos que nos escuchen, como a todo ser humano estamos pidiendo un juicio justo, que la verdad salga al mundo, que todo el mundo se dé cuenta que son inocentes, que fueron engañados”, dijo entre lágrimas Irene Gómez, madre del exmilitar Jhon Jairo Ramírez, a The Associated Press. “Mi hijo en una carta me dijo ’mamita, no tiene por qué bajar la cabeza, soy inocente’”, agregó.
Los exmilitares colombianos fueron capturados en Puerto Príncipe horas después del asesinato de Moïse perpetrado en la madrugada del 7 de julio de 2021, cuando un grupo entró a su residencia privada, lo acribilló e hirió de gravedad a su esposa Martine, quien sobrevivió.
El presidente colombiano Iván Duque dijo en una reciente entrevista con AP que hay testimonios entregados a agencias de seguridad internacionales en los que es “evidente que hay un nivel de vinculación” en el homicidio de “prácticamente la totalidad” de los exsoldados arrestados. Duque también ha señalado en otras ocasiones que algunos de ellos llegaron a Haití engañados y un “grupo pequeño” sabía que el plan era asesinar a Moïse.
Durante los operativos policiales murieron tres exmilitares pero aún no han sido revelados los resultados de los exámenes forenses sobre la causa de los decesos. Otro exmilitar se fugó y fue aprehendido en Jamaica y llevado ante un juez federal en Estados Unidos, donde se declaró inocente.
Entre los más de 40 detenidos vinculados con el caso de Moïse figuran los exsoldados colombianos, un grupo de policías haitianos y un exsenador de ese país.
Nataly Andrade, esposa del exmilitar Giovanny Guerrero, visitó en mayo la cárcel de Puerto Príncipe. Recuerda un olor desagradable y penetrante, una espera de un par de horas para ver a su esposo y finalmente su silueta delgada, cree ella por malnutrición. “En este momento no hay un abogado de defensa, nosotros hablamos en mayo con el cónsul (de Colombia) y el primer ministro de Haití, nos dijeron que estaban solucionando ponerles abogados de oficio, pero nunca avanza para que se concrete”, dijo a AP.
La escasa comunicación que tienen con los exmilitares ha agravado el dolor de sus familiares. Fue por una carta escrita por los detenidos fechada en septiembre de 2021 que muchos de ellos conocieron un relato detallado de presuntas torturas a las que fueron sometidos.
Según la misiva, a la que en ese momento tuvo acceso AP, el exmilitar Manuel Antonio Grosso fue capturado “sin armamento” y una vez en las instalaciones policiales fue “torturado, golpeado innumerables veces en los testículos, costillas y estómago. Sus testículos fueron quemados con un aerosol y un encendedor, fue tirado al piso y golpeado en la cara”.
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